Hoy ha sido el día internacional de la bici. Tengo más suerte que internacional porque muchos días de mi vida han sido días de bici.
No recuerdo el primero, pero siento lo que viví en cientos de ellos.
Siendo un crío me caí bajando la cuesta del convento. Dije que quería ser más rápido, pero ahora sé que solo quería ser.
Un agujero en el codo, los puntos en la casa del médico y tú esperándome en la puerta.
– Has llorado?
– Solo al final.
La bici me ha dado mucho y no me ha quitado nada. Me gusta muchísimo andar en bicicleta. Así, sin más, andar en bici.
Tal vez porque en bici vivo la vida a la velocidad justa: la que siempre me hace creer que por fin estoy llegando. La que me deja soñar con que todavía tengo tiempo de volver.