Perdóname

Perdóname por no haber vuelto.
Pero es que siguen allí.
Piedras manchadas de miedo y horror.
Y el grito, blasfemo e impotente. Inútil lamento que no necesito oír más para recordar la verdad.
No lo necesito, no necesito volver.
Quiero dibujar tu imagen en mares de cereal, en el cielo azul hacia el que siempre viajamos aquel verano.
No necesito volver aunque me hubiera gustado arrancar de allí tu más hermoso recuerdo, tu herencia de alegría.
Y luego escapar con ellos hacia el valle sereno, a los ríos del sur.
Y correr, correr contigo. Y reír.
Perdóname por no volver, pero es que todavía no he conseguido irme de allí.