Perdido en mi laberinto solo la evidencia de la caída me ha detenido.
Y ahora me pregunto qué otra salida tendrá este universo reseco, quebrado e incierto, que no sea el aire rápido y certero de la tarde.
Vuelvo a mi laberinto de vidas resecas y enanas. Raíces apenas desgarrándose entre los resquicios de lo inerte.
Me urge bajar al valle, llegar al bosque donde me esperan las sombras de cientos de iguales.
El sol se va y la noche tiene que encontrarme caminando en mi laberinto de sombras, encontrarme siendo una sombra más.