Esquío sobre una huella que parece empeñada en querer dejarme siempre en el punto de partida.
No importa lo difícil, lo largo que sea el recorrido.
No importa si subo o si bajo, si atravieso bosques o recorro campos de nieve. No importa si la nieve es vieja y dura o joven y confortable.
Me deslizo a lo largo de los días, de los inviernos, de los años que se suceden y siempre creo acabar agotado en el mismo punto de partida.
Y sigo esquiando preso de esta huella que me lleva y me trae, me confunde, me pierde y me vuelve a encontrar.
Esquío confiando en que la huella sepa encontrar por fin el camino de regreso.
Esquío con el sol, quiero regresar a casa.
Hago huella.